viernes, 6 de noviembre de 2009

A continuación, detallo:


Sucesos recientes y una nueva “charla” con Ernestina me mueven, me empujan a explicar algo que yo sé pero que muchos ignoran, y esa ignorancia los lleva a creer que es todo casualidad. Pero no, no es casualidad.

Aviso que voy a hablar de la muerte. Así que a los que se ofenden cuando se toma ese tema con liviandad les digo: primero, no lean más; segundo, si les molesta, es problema de Ustedes.

¿A qué viene esto? Bueno, es porque hay una ley de la vida y la frivolidad que pocos conocen, pero que es irrefutable, y que cuando se la mencioné a Ernestina (porque me discutía sin argumentos), me dijo que escribiera algo… como siempre.

La ley es la siguiente: cuando una persona famosa se muere, todo el mundo se entera. Ahora: si muy poco tiempo antes –6 a 8 días, aproximadamente– se murió otra persona bastante más famosa, la muerte del menos famoso pasa desapercibida para los medios y la opinión pública, salvo para sus familiares, fans y seguidores.

Y los hechos recientes me dan la razón. ¿Quién se acuerda que se murió Farrah Fawcett, Kart Malden (que era un actor que hizo películas famosas hace como mil años) o Pina Bausch (dicen que era una coreógrafa alemana del carajo, aunque no me consta)?.... Pocos, muy poco se acuerdan. ¿Y saben por qué?, porque esta gente se murió menos de una semana después que se muriera Maiquel Yacson, que en cuestión de fama les pasaba el trapo a los otros tres.

Lo mismo pasó acá, lo que pasa es que es muy reciente. Pero en poco tiempo pocos se van a acordar que se murieron Juan Carlos Mareco y Luis Aguilé, porque cometieron el error de morirse casi al mismo tiempo que se murió Mercedes Sosa.

Grave error. Gravísimo.

Eso en el mundo de la fama es imperdonable, lo que pasa es que los representantes nunca les hablan de eso a los famosos, porque tienen miedo que los manden al carajo. Es como cuando te toca timbre un tipo y te quiere vender una parcela en algún cementerio: lo mandás a la reputísima madre que lo parió. Claro. Y acá pasa lo mismo: los famosos no piensan en morirse, y si lo hacen, lo primero que piensan es “que mierda me pongo”. Es así. Miren si serán pelotudos que cuando cagan la fruta dicen que “se fue de gira”… De gira dos metros bajo tierra, a estudiar minería se fueron.

Tantos años de sacrificio peleando por un lugar en una marquesina, por centímetros en una hoja de diario, por segundos en la TV, por páginas en revistas, por notas con Rial, Canosa, Avilé o el Teto Medina, para que cuando se mueran nadie se entere por culpa de otro más famoso… Una verdadera pena.

Cuando le dije a mi editora que en casos así algunos tratan de “estirar” la muerte unos días para no quedar tan opacados, me dijo que era un “sorete” (podría demandarla por eso, es como acoso laboral. Después creo que se dio cuenta y me dijo “sos malo, pero seguí así”).

Bueno, sigo. No es una cuestión de maldad. Es casi científico. El que se muere, se jode. Y el que se muere enseguida después de un famoso, se jode más. Con Mareco y Aguilé jodieron un día con videos del recuerdo y mayoritariamente por Crónica TV. Después, nada. Mientras, de Mercedes Sosa siguen pasando cosas por todos los canales, y sabe Dios hasta cuándo van a seguir pasando.

Con todos los famosos que se murieron en 2009, si habría que hacer un ranking gana por afano Alfonsín, peleando por el segundo puesto Mercedes Sosa y Maiquel Yackson, aunque creo que gana Yackson, porque pegó más (de Yacson no se sabía nada y fue de golpe, en cambio de la Negra no: hacía años que daba recitales sentada, lo cual era un presagio). El resto de los muertos viene muy lejos. O sea, realmente son unos muertos. Debe ser feo que en el cielo te traten de “muerto”.

A nivel mundial, claro, gana cómodo Yacson.

Entonces: Sosa opaca a Mareco y Aguilé; Yacson opaca a Fawcett, Malden y Bausch; Mirta opaca a Lita de Lázari; Susana opaca a Ernestina (la otra, no la mía); Cafiero opaca a Néstor; Rabolini opaca a Cristina; Scioli opaca a René Lavand; Maradona opaca a Grondona; y Perón opaca a todos (que ya se murió, pero opaca igual).

También hay casos de paridad que ojalá nunca se den, pero ¿qué pasaría si mueren en fechas contiguas o similares D’Elía y Moyano (este caso ojalá sí se de); o Mirta y Susana; Donato y Estéfano; Verón y Palermo; Clarín y La Nación; ESPN y Fox Sports; y muchos casos más? Sería una tragedia encima de otra.

Bueno, este es un tema de mierda y ya me hartó. Creo que queda claro. Ahora me voy a colgar la ropa, que con el viento que hay se va a secar en dos minutos. Lástima que no se puedan prender velas.