martes, 29 de diciembre de 2009

Cómo justificar la partida


Pájaro carpintero de la publicidad: esta noche me voy temprano, salvo que la situación imperante en el momento de querer partir me lo impida.

Tengo un asado con fernet muy importante. Allí la verdad será revelada. Después se las cuento.

"... y el señor caminó hacia mí, me miró, apoyó una mano sobre mi hombro y me dijo: «esto es propiedad privada. Andate antes que llame a la cana». Y así los gálmatas huyeron por el desierto, caminando en el sendero del río y a la sombra de los sauces, hasta que le salieron manchas en el lomo, por lo que fueron rebautizados dálmatas. Aquellos que quedaron sin manchas, fueron exiliados por Josué, que les dijo «ladrones de mandarinas, ahora sereis galgos, corred». Y la profesía se cumplió a rajatabla".

Libro de Ernesto 18, 27-40

(es una nota enviada a su jefe el 29 de diciembre de 2009)

jueves, 24 de diciembre de 2009

Cubito, rolito y dielo


Atendiendo a la fallida colaboración de un cordobés, que prometió un material pero todavía estoy esperando, me tuve que sentar a escribir esto, algo en lo que coincidimos con el cordobés y que es muy importaste (sobre todo pensando en el Fernet). Esto es urgente!

Basta de las pelotudeces de "precauciones para evitar golpes de calor", "evitar exponerse al sol de 6 de la mañana a 11 de la noche", "tome líquidos", "quédese en su casa", etc.

Para el calor y el verano yo recomiendo, antes que nada, no usar medias de poliester, porque al ser humano el fresco le entra por los pieses, y si se usa ese elemento en verano, es como ponerle un cartón al radiador del auto: levanta temperatura como loco, lo que da más calor, obvio.

Pero a lo que iba: el tema es el del hielo. Al hielo muy poca personas le dan bola y la mayoría se acuerda cuando está sentada en la mesa y se da cuenta que la bebida se calienta. Además, el hielo es una de esas cosas que "hacen los otros". Nadie se acuerda del hielo, nadie se levanta a buscar hielo, nadie tiene la precaución de comprar hielo, pero todos quieren hielo y, encima, la mayoría de las veces te quieren arreglar con cubitos que, entre que los sacás de la cubetera y y los metés en el vaso, perdió el 50 por ciento de su volumen.

Entonces voy a lo concreto y digo que hay tres tipos de hielo enfriador de bebidas, a saber y en orden creciente: cubito, rolito y dielo propiamente dicho.

El cubito es el que, como su nombre lo indica, se hace en cubeteras, que son ni más ni menos que moldes de hielo. Este molde se enyena de agua y se manda al friser. Una vez congelada el agua, se tiene hielo. Tiene la ventaja de hacerse rápido, fácil, gratis y en cantidad, pero la gran desventaja es que duran poco y nada.

Luego tenemos el rolito, que se llama así no porque el que lo inventó se llamara Rolo, sino porque tiene forma de rolito, lo que habla muy bien de su inventor.

La duración del rolito es casi ilimitada, más si se mete en un termo, lo que es tremendamente favorable. Además, enfría muy bien. Claro que su uso en cantidad puede aguar la bebida que se bebe, por lo que hay que saber administrar bien el rolito.

La desventaja es que, si bien no es caro, hay que pagar por él y, si no se consume todo, después ocupa mucho espacio en el friser, por lo que muchas veces se deja derretir en la bacha de la cocina, lo que es una lástima.

(Aquí hago una aclaración que es una verdad vaporesiana: el rolito dura más, muchísimo más que el cubito. Rolito y Cubito no son lo mismo, ni siquiera son parecidos. Pertenecen a la misma familia, pero uno es para salir del paso, mientras que el otro da satisfacción).

Finalmente, tenemos el dielo, un elemento complejo y que habla de nosotros como sociedad.

El dielo es el más casero de los hielos, es aquel hielo que se forma luego que la persona llena un recipiente cualquiera y lo manda al friser. Generalmente se utilizan botellas de plástico no retornables o vasos de plástico, todos de diversos tamaños. El dielo de botella debe romperse para poder usarse, sino no entra en los vasos, pero ojo: si se rompe en trozos muy pequeños, la duración del dielo es similar a la del cubito, y es al pedo el esfuerzo. Hay que saber encontrar el tamaño correcto para no desperdiciar tan noble obra.

La ventaja es que se puede obtener del dielo es que es un rolito casero, es decir, combina la duración del rolito con el costo del cubito, lo que lo convierte en la mejor variante. La desventaja es que hay que tomarse el trabajo de hacerlo y romperlo y, como dije al principio, nadie se hace cargo del hielo, porque hacer hielo, romper hielo, servir hielo, rompe las pelotas.

Esta es mi recomendación para el verano. Sepan aprovecharla y que les dure toda la vida, porque el hielo en verano es como la frazada en invierno.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Salutación aniversaria


Comparto con ustedes una carta que le mandé a un amigo de muchos años para un cumpleaños suyo. La misma no está datada, pero creo que fue en el invierno de 1832, antes del ataque de una jauría de perros cimarrones a mi vecina, que terminó devorada por los canes, lo que me impidió extenderme más en la salutación porque los aullidos de los animales y los lamentos de la vieja, impidieron que me concentre.
Decía así...
Luis María Cambón: con grato pesar me comunico con Su Excelencia para augurarle un muy feliz cumpleaños, fecha en que se conmemora además el natalicio del otrora también campeón mundial de voley-bowling en forma ininterrumpida desde 1742 a 1920, y es por eso que lo recordamos tanto por acá, y que muriera luego de recibir el impacto de la bola tras un remate del oponente.

Espero que los obsequios recibidos sean de su agrado y que los festejos sean acordes a tan magna celebración, de cuya efervescencia y espumantéz no dudamos, así como de la choripanéz de los mismos.

Por último, me permito enviarle algunos pensamientos y frases que surgen de mentes propias y ajenas, aunque ya no distingo cuál es cuál (el humo del sorete me nubla aunque no fume). A saber:

"Dormir en un ataúd me parece de muy mal gusto".

"Una promesa hecha fernet de por medio, es mucho más valiosa y más mejor que la promesa de sangre".

"Hay que ser bastante pelotudo para hacer una promesa de sangre. Por lo menos el fernet te lo tomás".

"El fuego que quemó en la hoguera a Juana De Arco, es el mismo que calienta los fierros de la parrilla antes de tirar el asado arriba. O sea que a los inquisidores le faltaron los fierros".

Salud, compañero, y que la gloria te acompañe.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Fórmulas presidenciales


(Que no necesariamente incluyen personajes presidenciables, aunque tampoco voy a poner dibujitos animados).



Se viene un año complicado en este tema, y varios ya me abordaron para conocer mi opinión al respecto. Al igual que la mayoría de los temas, no me importa mucho, por eso sé tanto, porque como no me interesa lo puedo ver desde una óptica sincera, sin cera, descontaminada, y totalmente inapropiada.



¿Quiénes van a ser candidatos? Cómo saberlo, amigos míos.



Sí aclaro lo siguiente: si una fórmula tiene rima, tiene muchas posibilidades de ganar. No todas las formulas que han ganado rimaban, pero esa es una pequeña ventaja desde el vamos.



Por ejemplo, el caso por excelencia es Perón – Perón. Mejor que eso, imposible. O el caso de Kennedy, que no rimaba con el vice, pero él se llamaba John John, que es una cosa de locos.



También puede haber rimas que consigan el efecto contrario, como podría ser una Menem – Menem, que hoy no creo que gane.



Y, claro, si se puede evitar que el candidato a presidente se llame Juan Carlos, eso será un paso adelante decisivo (así como que evite totalmente el uso de zapatos blancos).



Unas posibles fórmulas ficticias y exitosas para 2011, serían:



Palo Pandolfo – Rifle Pandolfi


Moris – Esther Goris


Narda Lepes – Mario Yepes


Karina Rabolini – Mario Pergolini


Miguel Pichetto – Raúl Porcheto


Estela Carlotto – Pancho Dotto


Juan Alberto Badía – Luis D’Elía


Juan Sebastián Verón – Alejandra Padrón


Hugo Moyano – Aníbal Pachano



Slogans:



La boleta no se mancha


Votame o a mamarla


Si querés votar, votá


Bin Laden o Perón


La Rosada o Devoto


Elegí Rabolini (y no es una campaña de perfume)


Ponga el ano por Moyano


La boleta no es de papel higiénico, y tu voto no vale una mierda



Bueno. Ya cumplí con este tema, que seguro no tendrá mucho éxito.



Ahora quiero decir que ¿qué piensan los que hacen las series de TV y sitcoms?, ¿que la gente vive del aire?



Y les pregunto a Uds. ¿dónde vieron un programa de estos donde los protagonistas “trabajen”?



Es verdad que algunos “trabajan”, pero solo un rato. Luego se pasan el resto del día boludeando. Nunca les falta guita y, además, viven como reyes. Evidentemente para los guionistas el tema de la plata no es un problema.



Yo entiendo que sea ficción, y que lo importante es distraer a la gente, que se divierta un rato, que pase un buen momento… pero tampoco es la pelotudez. Porque cuando termino de ver un programa de estos, me da bronca y pienso: “de qué viven estos forros (en la ficción, claro)”. Ahí ya me subió un poco la temperatura, y no sé si los que producen estas series nos quieren demasiado, o piensan que somos idiotas y nos mandan un mensaje subliminal que dice “gil, este capítulo dura apenas una hora porque sino no llegás al trabajo, salame. Y ahora metele pata que perdés el colectivo de las 15.40, jajajajajaja”.



Lo otro puede ser que lo hagan tan pero tan ficticio para que nos demos cuenta que todo es mentira y no nos creamos que esas cosas pasan (que sí, pasan, pero a muy pocos, no a muchos, como ellos lo muestran).



Entonces, a ser responsables cuando miramos estas series, sobre todo si hay niños alrededor, y explicarles cuál es la verdad de la milanesa: casi nadie vive de esa forma sin laburar (solo algunos elegidos, casi todos cagadores, “así que no te hagas ilusiones, nene”), y si laburás, no tenés tiempo para perder con tantas gansadas.



Porque además, de la forma en que viven, ¿qué problemas pueden tener? Sin embargo, sus vidas son un problema andante. Eso es porque no trabajan nunca, porque si trabajarían, estarían más ocupados y menos preocupados.



Ojo, a no comerse cualquiera. Ahora me voy a ver Guarner Chanel.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

De la fórmula 2011 a los vagos de las sit com

Estoy sumamente disconforme con esto que escribí, pero bueno, hay que mandar algo. Si este blog subsiste hasta fin de año, será un milagro.

Fórmulas presidenciales (que no necesariamente incluyen personajes presidenciables, aunque tampoco voy a poner dibujitos animados).

Se viene un año complicado en este tema, y varios ya me abordaron para conocer mi opinión al respecto. Al igual que la mayoría de los temas, no me importa mucho, por eso sé tanto, porque como no me interesa lo puedo ver desde una óptica sincera, sin cera, descontaminada, y totalmente inapropiada.

¿Quiénes van a ser candidatos? Cómo saberlo, amigos míos.

Sí aclaro lo siguiente: si una fórmula tiene rima, tiene muchas posibilidades de ganar. No todas las formulas que han ganado rimaban, pero esa es una pequeña ventaja desde el vamos.

Por ejemplo, el caso por excelencia es Perón – Perón. Mejor que eso, imposible. O el caso de Kennedy, que no rimaba con el vice, pero él se llamaba John John, que es una cosa de locos.

También puede haber rimas que consigan el efecto contrario, como podría ser una Menem – Menem, que hoy no creo que gane.

Y, claro, si se puede evitar que el candidato a presidente se llame Juan Carlos, eso será un paso adelante decisivo (así como que evite totalmente el uso de zapatos blancos).

Unas posibles fórmulas ficticias y exitosas para 2011, serían:

Palo Pandolfo – Rifle Pandolfi

Moris – Esther Goris

Narda Lepes – Mario Yepes

Karina Rabolini – Mario Pergolini

Miguel Pichetto – Raúl Porcheto

Estela Carlotto – Pancho Dotto

Juan Alberto Badía – Luis D’Elía

Juan Sebastián Verón – Alejandra Padrón

Hugo Moyano – Aníbal Pachano

Slogans:

La boleta no se mancha

Votame o a mamarla

Si querés votar, votá

Bin Laden o Perón

La Rosada o Devoto

Elegí Rabolini (y no es una campaña de perfume)

Ponga el ano por Moyano

La boleta no es de papel higiénico, y tu voto no vale una mierda

Bueno. Ya cumplí con este tema, que seguro no tendrá mucho éxito.

Ahora quiero decir que ¿qué piensan los que hacen las series de TV y sitcoms?, ¿que la gente vive del aire?

Y les pregunto a Uds. ¿dónde vieron un programa de estos donde los protagonistas “trabajen”?

Es verdad que algunos “trabajan”, pero solo un rato. Luego se pasan el resto del día boludeando. Nunca les falta guita y, además, viven como reyes. Evidentemente para los guionistas el tema de la plata no es un problema.

Yo entiendo que sea ficción, y que lo importante es distraer a la gente, que se divierta un rato, que pase un buen momento… pero tampoco es la pelotudez. Porque cuando termino de ver un programa de estos, me da bronca y pienso: “de qué viven estos forros (en la ficción, claro)”. Ahí ya me subió un poco la temperatura, y no sé si los que producen estas series nos quieren demasiado, o piensan que somos idiotas y nos mandan un mensaje subliminal que dice “gil, este capítulo dura apenas una hora porque sino no llegás al trabajo, salame. Y ahora metele pata que perdés el colectivo de las 15.40, jajajajajaja”.

Lo otro puede ser que lo hagan tan pero tan ficticio para que nos demos cuenta que todo es mentira y no nos creamos que esas cosas pasan (que sí, pasan, pero a muy pocos, no a muchos, como ellos lo muestran).

Entonces, a ser responsables cuando miramos estas series, sobre todo si hay niños alrededor, y explicarles cuál es la verdad de la milanesa: casi nadie vive de esa forma sin laburar (solo algunos elegidos, casi todos cagadores, “así que no te hagas ilusiones, nene”), y si laburás, no tenés tiempo para perder con tantas gansadas.

Porque además, de la forma en que viven, ¿qué problemas pueden tener? Sin embargo, sus vidas son un problema andante. Eso es porque no trabajan nunca, porque si trabajarían, estarían más ocupados y menos preocupados.

Ojo, a no comerse cualquiera. Ahora me voy a ver Guarner Chanel.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Juan Carlos peronista



Ernestina: tengo el agrado de reenviarle la segunda colaboración de Mostaza de Wisconsin, un hombre sabio, que además de saber mucho de la especie de enanos santiagueños (ya que ahí hay otras especies de engrendros, además de negros cabezas), es especialista en peronología, máster en peronización de la sociedad, egresado con honores y abanderado de la escuela "Perón, Perón, que grande sos", lo que es mucho decir. Vendría a ser como el Felipe Pigna, o el Aldo Ferrer, o el Rosendo Fraga del peronismo... mi amigo, Mostaza, que manda un cuento, mitad verdad mitad mentira (y no es Carito), con enseñanza y con moraleja. De biblioteca...


Juan Carlos fue un hombre con nombre de honra peronista. Su padre, beneficiario del plan quinquenal por ser exportador de falopa disimulada en tarros de aceitunas, no tenía ni puta idea de quien era Perón pero por diferencias económicas con un sobrino de Balbín -le vendió un Rambler con 17.000 km. posta y éste parece que lo cagó con la guita arreglada- Rúben Walter Berenguella, tal su nombre, se hizo hincha de Perón e inició a su hijo en la doctrina que proponía (erróneamente, iluso Pocho) la igualdad entre hombres y mujeres.

Ya sea en su infancia, montando su corcel de madera con zapatillas (emulando a su ídolo), o en la edad del pavo, culeándose un enano travesti santiagueño (costumbre argentina si las hay), o ya en su madurez, peleando por un trago en la barra del B-vip al grito de “¡Perón, faso y porrón por la unidad de la clase obrera… negros cabeza!”, Juan Carlos Berenguella destilaba peronisticidad: escupía sobre cada bandera de Franja Morada que se le cruzaba, se cagaba en los panfletos de la hoy extinta UCR, se limpiaba el culo con las revistas que publicaban fotos de Alfonsín (aunque sean papel ilustración).

Como pasa generalmente en medio oriente, Uruguay y Chile, el fanatismo exacerbado da paso a la locura, y la locura a la violencia… Juan Carlos era violento, como un Madonna Quiroz sin fierro.
Bardeaba todo el tiempo a quienes no compartían su visión política de la vida, galleaba desde su 4º piso hacia la calle sin reparar en peatones, les mostraba la chota a las viejas que iban a misa… un loco bárbaro.

Es por ello, que para canalizar esa ira incontrolable que lo gobernaba desde los albores de su gesta ideológica, hizo caso del consejo que le diera Alexander Esparado, compañero de unidad básica de su padre y verdulero de uña sucia: “Practicá un deporte, pendejo, o probá con ponerla… estás insoportable”.

De ponerla ni hablar, pero en la cabeza de Juan Carlos tomó forma una idea (una consecuencia directa de la locura, para algunos). ¿Qué deporte puede llegar a ser más peronista que el boxeo? Nesuno! Listo, voy a ser boxeador y a mamarla, sentenció el hijo del Rúben.

Compró guantes, bolsas, esas cosas que te cubren las pelotas y consiguió una bata con el logo de la UOM en la espalda. En el gimnasio donde hacían pilates la mayoría de la organización Montoneros le dieron un lugarcito para que se entrene y el Ciego Mendoza (ciego posta, de quien se comentaba que le tiraba la goma a Vandor) se ofreció como entrenador. Ya andaba todo sobre rieles… como cuando Perón dictaminó el paso de los ferrocarriles a manos del Estado.

El único inconveniente para su desarrollo en la actividad radicaba en que Juan Carlos no tenía brazos. Los había perdido allá en el 73, en el quilombo de Ezeiza -en la tercera venida de nuestro señor Perón- cuando quedó colgado de un palco, al querer alcanzar sin éxito la .45 que se le había caído por un desagüe, y –según explicara su médico- “refaló y, antes de caer al vacío, se aferró de una especie de balcón y la fuerza de su peso en la caída sobrepasó el límite de su resistencia sobacal, y bla bla bla”. Recicbió sendas misivas de Lorenzo Pepe y del Tío Cámpora, por su aguante peronista y un anillo conmemorativo con la cara de López Rega guiñando un ojo que debió, a falta de extremidad idónea donde colocarlo, metérselo lisa y llanamente en el ojete.

Dada su discapacidad (capacidad diferente, falta de garfios, como desee llamarlo) ningún adversario se ofrecía para pelearlo, por sentido común o simplemente lástima. Esto acrecentó su fama: “Juan Carlos ‘Puerta de Hierro’ Berenguella no tiene rivales”, se mofaban de mala manera los medios nacionales de comunicación audiovisual. El mismo Juan Carlos se jactaba de su invicto.
Dos años más tarde, en el marco de los juegos Evita desarrollados en Villa Devoto, el ciego Mendoza inscribe a su “undefeated” campeón para la competencia. Llegó a la final como por un tubo, donde la constante “por sentido común o simplemente lástima” obligaba a sus rivales a abandonar el pleito antes de comenzar el primer round. La otra llave de la competencia la ganó un morochito de 55 kilos que, en otro tiempo, vendía y consumía el sobrante de la falopa que Rúben Walter no llegaba a exportar. José María “el Mono” Gatica, se llamaba. Y como, Juan Carlos, era peronista hasta las pelotas.

El día de la final Juan Carlos se encontraba en su vestuario esperando el momento de salir, el Ciego le pasaba aceite verde por las orejas y Perón le sonreía desde al almanaque de Amargo Obrero clavado a la pared sur. En eso, irrumpe por la puerta el Mono Gatica. Venía medio desconcertado, y cuando vio a su contrincante el desconcierto trocó en asombro. “Oíme, vieja ¿Cómo vas a hacer para pelearme? ¿Sabés quién soy yo? Te peleo con la garcha nomas y te cuentan 1,000” y toda esa clase de pelotudeces que dice uno cuando ve que tiene todas las de ganar (o está con mucha gente que le hace el aguante). El Ciego copó la parada y le paró el carro diciendo: Sabemos bien quién sos vos. Pero juramos por el General que vamos a ganar esta competencia.

-Estoy aca, viejo peltudo -espetó el mono.

El ciego dejó de hablarle al perchero que tenia en frente, se dio vuelta y tanteó el aire para ubicar al avezado pugil. Una vez que sus dedos encontraron su cabeza acercó sus labios a los oídos del Mono y reconoció:

-Dejá que gane el pibe, ¿sabes lo difícil que es mantener esta mentira? Hacelo por Perón, carajo…
Perón Peróóóóóó, que grande sóóóóó… Cantaron la marcha tres veces a tres voces (Hugo del Carril se hubiese pegado un tiro en las bolas si los escuchaba) para luego, con lágrimas en los ojos, pactar el resultado.

-Ok, te voy adejar ganar, pendejo… Por Perón, pero todo tiene su precio.

-Qué querés? -Inquirió bruscamente Juan Carlos.

-Que después de la pelea me entregues el rosquete.

-El qué?

-El rosquete, es que hace tanto que no la pongo…

-Pero búsquese alguna sucia para ponerla -interviene el Ciego.

-Con esta caripela? Ni pagando, maestro.

Entonces, en una ráfaga de valentía y espíritu peronista, Juan Carlos accede a desembolsar el alto precio de la gloria.

TINNNGGG. Primer round el Mono Gatica cae desplomado a los 15 segundos. No había forma de levantarlo. Juan Carlos Campeón de los Juegos Evita. Perón lo felicita y le cuelga una medalla grabada con la frase: “soy el primer trabajador”. Todos lloran.

Ya en el vestuario, el Mono pasa a cobrarse. De buena gana, y en el olimpo de su insólita carrera, Juan Carlos paga.

Moraleja:

1- Para un peronista no hay mejor que otro peronista.

2- Un peronista jamás cierra el orto.

viernes, 6 de noviembre de 2009

A continuación, detallo:


Sucesos recientes y una nueva “charla” con Ernestina me mueven, me empujan a explicar algo que yo sé pero que muchos ignoran, y esa ignorancia los lleva a creer que es todo casualidad. Pero no, no es casualidad.

Aviso que voy a hablar de la muerte. Así que a los que se ofenden cuando se toma ese tema con liviandad les digo: primero, no lean más; segundo, si les molesta, es problema de Ustedes.

¿A qué viene esto? Bueno, es porque hay una ley de la vida y la frivolidad que pocos conocen, pero que es irrefutable, y que cuando se la mencioné a Ernestina (porque me discutía sin argumentos), me dijo que escribiera algo… como siempre.

La ley es la siguiente: cuando una persona famosa se muere, todo el mundo se entera. Ahora: si muy poco tiempo antes –6 a 8 días, aproximadamente– se murió otra persona bastante más famosa, la muerte del menos famoso pasa desapercibida para los medios y la opinión pública, salvo para sus familiares, fans y seguidores.

Y los hechos recientes me dan la razón. ¿Quién se acuerda que se murió Farrah Fawcett, Kart Malden (que era un actor que hizo películas famosas hace como mil años) o Pina Bausch (dicen que era una coreógrafa alemana del carajo, aunque no me consta)?.... Pocos, muy poco se acuerdan. ¿Y saben por qué?, porque esta gente se murió menos de una semana después que se muriera Maiquel Yacson, que en cuestión de fama les pasaba el trapo a los otros tres.

Lo mismo pasó acá, lo que pasa es que es muy reciente. Pero en poco tiempo pocos se van a acordar que se murieron Juan Carlos Mareco y Luis Aguilé, porque cometieron el error de morirse casi al mismo tiempo que se murió Mercedes Sosa.

Grave error. Gravísimo.

Eso en el mundo de la fama es imperdonable, lo que pasa es que los representantes nunca les hablan de eso a los famosos, porque tienen miedo que los manden al carajo. Es como cuando te toca timbre un tipo y te quiere vender una parcela en algún cementerio: lo mandás a la reputísima madre que lo parió. Claro. Y acá pasa lo mismo: los famosos no piensan en morirse, y si lo hacen, lo primero que piensan es “que mierda me pongo”. Es así. Miren si serán pelotudos que cuando cagan la fruta dicen que “se fue de gira”… De gira dos metros bajo tierra, a estudiar minería se fueron.

Tantos años de sacrificio peleando por un lugar en una marquesina, por centímetros en una hoja de diario, por segundos en la TV, por páginas en revistas, por notas con Rial, Canosa, Avilé o el Teto Medina, para que cuando se mueran nadie se entere por culpa de otro más famoso… Una verdadera pena.

Cuando le dije a mi editora que en casos así algunos tratan de “estirar” la muerte unos días para no quedar tan opacados, me dijo que era un “sorete” (podría demandarla por eso, es como acoso laboral. Después creo que se dio cuenta y me dijo “sos malo, pero seguí así”).

Bueno, sigo. No es una cuestión de maldad. Es casi científico. El que se muere, se jode. Y el que se muere enseguida después de un famoso, se jode más. Con Mareco y Aguilé jodieron un día con videos del recuerdo y mayoritariamente por Crónica TV. Después, nada. Mientras, de Mercedes Sosa siguen pasando cosas por todos los canales, y sabe Dios hasta cuándo van a seguir pasando.

Con todos los famosos que se murieron en 2009, si habría que hacer un ranking gana por afano Alfonsín, peleando por el segundo puesto Mercedes Sosa y Maiquel Yackson, aunque creo que gana Yackson, porque pegó más (de Yacson no se sabía nada y fue de golpe, en cambio de la Negra no: hacía años que daba recitales sentada, lo cual era un presagio). El resto de los muertos viene muy lejos. O sea, realmente son unos muertos. Debe ser feo que en el cielo te traten de “muerto”.

A nivel mundial, claro, gana cómodo Yacson.

Entonces: Sosa opaca a Mareco y Aguilé; Yacson opaca a Fawcett, Malden y Bausch; Mirta opaca a Lita de Lázari; Susana opaca a Ernestina (la otra, no la mía); Cafiero opaca a Néstor; Rabolini opaca a Cristina; Scioli opaca a René Lavand; Maradona opaca a Grondona; y Perón opaca a todos (que ya se murió, pero opaca igual).

También hay casos de paridad que ojalá nunca se den, pero ¿qué pasaría si mueren en fechas contiguas o similares D’Elía y Moyano (este caso ojalá sí se de); o Mirta y Susana; Donato y Estéfano; Verón y Palermo; Clarín y La Nación; ESPN y Fox Sports; y muchos casos más? Sería una tragedia encima de otra.

Bueno, este es un tema de mierda y ya me hartó. Creo que queda claro. Ahora me voy a colgar la ropa, que con el viento que hay se va a secar en dos minutos. Lástima que no se puedan prender velas.

viernes, 23 de octubre de 2009

El gerundio de Diego


Otra vez lo mismo. “Escribí, puto”. Con toda la delicadeza me lo dijo. Como si fuera fácil, como si yo fuera un Pablo Pinto, que es mi amigo que escribe.

La verdad es que de a poco, y por presiones externas, esto se fue volcando a cuestiones más politizadas y eso, al igual que el fútbol (y que la bosta de Maradona), me chupan un huevo, tal vez los dos.

Así que voy a hacer lo que se me de la gana (antes que Ernestina se enoje).

Pienso que me gustaría ver a Mirta Legrand de Tiner cerrar su programa, con todos los invitados en la mesa, levantando la mano a lo Perón en el saludo desde el balcón, diciendo “hasta mañana, los quiero mucho, y sigan mamando”.

O por qué no a Susana, el otro icono argentino de la idiotez, con un “chau mis amores, los espero el próximo lunes a las 21, y sigan chupando!!!!”. Aunque de esta yegua puede esperarse cualquier cosa.

No me extraña de mi jefa, para quien la frase de la Gorda (el 10) es una cosa de niños. Ella dice cosas que al astro del fútbol, al becado de los bancos de suplentes (alias Ronald MacDonald: es un payaso que chorrea grasa) lo pondrían pálido… y eso que salió de Villa Fiorito (no mi jefa, claro, que posee campos y terrenos en todo el territorio nacional y pertenece a la alta alcurnia de los Vignatti Cullen).

De Maradona a los periodistas: “sigan mamando”

Yo le digo:

A Cristina: siga comprando

A Néstor: siga gobernando

A De Ángeli: siga arando

A Perón: siga saludando

A Gieco: siga cantando

A Julio López: que lo sigan buscando

A Mirta: siga eructando

A Messi: siga cobrando

A Clarín: siga publicando

A Maradona: siga coqueando

A Moyano: siga apretando

A Chilavert: siga escupiendo

A Madona Quiróz: siga tirando

A De la Rúa: siga durmiendo

A Forrest: siga corriendo

A María Amuchástegui: siga cagando

Al Burrito Ortega: siga tomando

A Tinelli: siga forreando

A Calamaro: siga pitando

A Del Potro: siga sacando

A Pancho Dotto: siga domando

A Matías Ale: siga rascando

A Zulma Lobato: siga penando

A Elisa Carrió: siga bronceando

Al hijo de Pérsico: siga llevando

A Jesica Cirio: que la siga tirando

A Scioli: siga braceando

Al Dr. Cahe: siga lucrando

A D’Elía: siga alcahueteando

A Grassi: siga abusando

… y hay más para decir, pero que lo diga otro. Ernestina: seguí participando. Me aburrí.

Nota de R.: Sr. Vaporeso, le recomiendo que retome el cauce de sus notas. Le sugiero que respete a los amigos de la casa. Lo invito a reflexionar sobre algunas de las personas a las que se refiere en su artículo y muestra de mi ‘amplitud’ de todos modos publico esta nota con la que coincido en muy poco. Las cédulas judiciales que esta redacción reciba serán reenviadas a ud. de modo inmediato, espero tenga sustento suficiente para responder a las mismas.

Saludos "cordiales"

E.V.C.

viernes, 16 de octubre de 2009

Un aporte literario


AT. Sra. EDITORA RESPONSABLE

Ernestina Vignatti Cullen

Pongo a vuestra disposición una obra maravillosa del maestro Vaporeso. Este cuento fue una de muchas creaciones que, en mi rol de albaceas mugriento, logré rescatar del fuego. (en aquellos tiempos el maestro usaba sus textos para encender unos terribles soretes José Piedra que tenían olor a bosta de caballo).

Debo decir que la obra que le presento no trascendió de los suburbios culturientos debido a las restricciones impuestas por los absolutistas del canon literario actual. Los académicos y consagrados se negaron a expresar opinión para evitar la difusión. Esta obra fue el germen de una serie de cuentos de realismo atroz y anticipatorio, no aptos para la sociedad Argentina, sumergida en un mar de gozosa felicidad e ignorante de las penurias relatadas.

La “Tragedia de los Osorto” es un cuento que le erizó los pelos del pubis al trolo de Capote y elevó a la literatura de No ficción al rango de Literatura de Meta-no – Ficción.

Sin otro particular, expreso mi entusiasmo ante su heroica labor de rescate y la saludo besando los callos pustulentos del maestro Vaporeso.

Pablo Pinto

http://vahidos.wordpress.com/


La Tragedia de los Osorto

Esta era una familia común. No tenía nada en particular que la destacara de cualquier otro grupo familiar de los que pueden llegar a conocerse. La misma estaba integrada por el jefe o cabeza de familia, Reinaldo Carlos Osorto, 49 años, propietario de una pequeña inmobiliaria; su esposa Catalina Lucrecia Espósito de Osorto, 46 años, profesora de física y química; y los hijos del matrimonio: Pedrito (9 años) y Estefanía (6 años) Osorto.

Un dato que, para algunos, puede llegar a ser particular, es que con ellos vivía la madre de Catalina Lucrecia: Rigoberta María Anunciada Achábal de Espósito (81 años, jubilada), quien como abuela malcriaba mucho a sus nietos, como madre trataba de darle una mano a su hija en las labores del hogar, y como suegra hinchaba bastante las pelotas. En resumen, y como dije al principio, nada de otro mundo.

Hablando en términos policiales, los Osorto moraban en una finca ubicada en calle Uruguay entre Urquiza y 4 de enero, en el barrio sur de la ciudad de Santa Fe. Con la llegada del verano era típico ver salir a la familia a eso de las 8 de la noche, cuando todavía había algo de sol, a tomarse un par de porrones en la vereda, y de paso charlar con los vecinos y enterarse de los puteríos de los alrededores.

Así fue como una de esas noches pasó lo que algunos dicen "a mí no me va pasar", o "eso les pasó por dejar la puerta abierta". La cuestión es que mientras el matrimonio charlaba con el vecino, que era peluquero y estaba al tanto de todo lo que pasaba, y la vieja andaba atrás de los guachos para que no crucen la calle, tres delincuentes que pasaban por ahí "vieron luz" y se metieron en la casa.

Para ser ladrones de poca monta, la verdad es que los tipos fueron bastante astutos, porque se escondieron y se quedaron en el molde por un buen rato, esperando que la familia Osorto cenara, hicieran sobremesa y se fueran a dormir. Recién en ese momento los chorros salieron de la "madriguera" y empezaron a revisar todo, pero claro, uno de ellos era un pibe, Diego Sandola, que estaba dando sus primeros pasos y, como era lógico, enseguida se mandó una cagada: tiró al carajo una fuente con platos y vasos de vidrio que causaron un estruendo fenomenal.

Ahí nomás sus compañeros lo putearon de arriba abajo y al toque, alertados por el quilombo, empezaron a desfilar Reinaldo Carlos, Catalina Lucrecia, Rigoberta María y los dos pendejitos, todos cagados hasta las patas. Los ladrones ya habían sacado los bufosos y los fueron acomodando uno al lado del otro en el piso, sentados mirando la pared. Prometieron no hacerles daño, sólo querían que se quedaran callados y llevarse algunas boludeces como la TV, la video, el equipo de música, algunas alhajas, lo que sea (porque guita no había).

Como no encontraron mucho y estaban cansados de buscar, decidieron sentarse a comer algo, y se tomaron su tiempo (y también unos buenos vinos). A medida que iban pasando los minutos, que a esta altura ya eran cuatro horas, la vieja empezó a sentirse mal, a ponerse pálida, situación que se las transmitió a los chorros.

"- Joven, estoy descompuesta, no me siento muy bien."

Los tipos, que estaban bastante escaviados, le dijeron:

"- Tranquilícese doña. No le vamo´ a hacer nada, ya no vamo´ a ir."

A lo que la vieja replicó y, enfurecido, sin poder resistir la ira y la impotencia de la situación sumadas al odio hacia la octogenaria dama, Reinaldo Carlos exclamó:

"- ¡Pero no sea pelotuda, viaja chota. No ve que somos rehenes, que si quieren nos matan, y usted rompe las pelotas porque tiene un pedo atravesado. Cállese y no joda la paciencia!

Enseguida la abuela, que de pálida que estaba ya perecía transparente, empezó a sudar de manera terrible. No sé si por el miedo o por la descompostura, pero la cuestión es que doña Rigoberta a esta altura parecía un espectro. Y ahí fue cuando se desató la tragedia, porque en realidad los malhechores no iban a lastimar a nadie. Es verdad que andaban "calzados", pero no tenían malas intenciones, sólo querían llevarse algunas cositas. Pero el rumbo de la noche cambió de golpe en ese instante, cuando la vieja que parecía a punto de reventar se tiró un escandaloso pedo que pareció rajar la tierra, dejando en evidencia que Reinaldo Carlos tenía razón: era un pedo atravesado, pero ¡qué pedo, mamita! La pobre mujer sufría gases, parece que ya no cagaba ni meaba, todo lo se metía en la boca e iba a parar al estómago se transformaba en gases.

Pero esa no fue una ventosidad más. A esos negros les molestó, y con razón, que la abuela se cagara impunemente cuando ellos estaban comiendo. Eso volvió loco al cabecilla del grupo, Leo Mattioli, que además era el más borracho de todos. Este se paró al grito de:

"- ¿Así que querés cagar vieja?¡Bueno, yo te voy a hacer cagar. Vas a cagar por el orto!"

Acto seguido la levantó de los pelos, la inclinó sobre la mesa, le metió la punta del revolver sobre su gastado upite y gatillo su arma dos veces.

El tercero del grupo, Juaquin Sandola, hermano de Diego, que era el más frío, calculador e inteligente de los tres (y aún así era bastante bruto) dijo:

"- Ahora tendríamos que matarlos a todos, porque sino después van a hablar."

Y así fue como Diego se hizo cargo de Catalina Lucrecia, Leo de Reinaldo Carlos, y Juaquin asumió los decesos de los pequeños Pedrito y Estefanía. Todos muertos por un disparo en la cabeza, para no errarles y darles una muerte segura y porque no era cuestión de andar gastando balas porque sí. Lo que se dice un trabajo limpio, o casi, solamente manchado por la vieja Rigoberta, la verdadera culpable de esta masacre ya que ella fue la que efectuó el primer disparo.

viernes, 9 de octubre de 2009

Miente que algo queda...


Primero: el texto anterior a este (el de las Viejas Chotas) lo escribió otro gran amigo, Chansón Gastard. Lo aclaro, porque no me gusta atribuirme créditos que no me corresponden. Aclaro de paso que desconozco los motivos por los cuales Ernestina Vignatti Cullen (“La Gringa” Vignatti, tal el nombre de la Editora Responsable) “omitió” ese detalle.

Segundo: hoy vengo a desmitificar una frase que se usa mucho, y que tiene muy poco de verdadero. Me refiero a la que afirma que “los chicos no mienten”.

Los chicos SÍ mienten, señora.

Lo comprobé el otro día –aunque no fue la primera vez– con un hecho clarísimo. Se trata del hijo de un amigo dueño de una empresa de casting y de una peletería, recientemente despedido del New York Times.

Resulta que el niño, un verdadero infante, confesó en la intimidad “tener un plan”: MENTIR y culpar a otros de las cagadas que él se manda (adrede o por accidente), entonces zafar así del reto o castigo y proseguir impunemente con sus actividades delictivas. “Ése es mi plan” confesó el menor a una persona de su entorno y que le merece la mayor confianza.

El pibe se dio cuenta que, si miente, todo marcha sobre rieles, aunque le caigan en peso a otro. Un niño sin escrúpulos, inteligente y MENTIROSO. El pibe es un genio.

Entonces, dejémonos de decir esa mentira de que los chicos no mienten. Es una tremenda pelotudez de la que se agarran los mayores para culpar a otros mayores de cosas inconfesables.

Los chicos sí mienten y, lamento decirle esto señora, señor, pero si su hijo no miente, es un pelotudo. Enséñele a mentir, porque sino en la vida no va a llegar a nada y le van a vivir rompiendo el orto.

Los curas y las monjas curas mienten. El papa miente. Las abuelas mienten. Las madres mienten. La Biblia miente. Mirta Legrand miente. Hasta Perón mintió alguna vez. Entonces, si todos los seres puros (o al menos los menos malos de este mundo) mienten, ¿por qué no han de mentir los chicos? Está en su naturaleza mentir porque es parte del instinto de supervivencia. Por eso, si no miente, es un lelo.

Después, dependiendo de la utilización que haga de la mentira, podrá ser un inocente niño o un terrible hijo de puta. Pero así y todo, queda la tranquilidad de saber que es normal.

No siempre hay que mentir, pero tampoco hay que decir siempre la verdad, porque una mentira bien aplicada, es una verdad políticamente correcta.

Concluyo entonces refutando aquello de lo que “los chicos no mienten”, y afirmo: ”los chicos sí mienten, lo cual es un signo de normalidez. De lo contrario, vaya al médico o resígnese a tener a un estúpido en casa.”

viernes, 2 de octubre de 2009

Viejas chotas, ¿Capítulo final?

¿La edad da impunidad?

No tengo ni la más puta idea, tampoco soy un viejo choto como para darme una respuesta, pero sí se que estoy harto de tantas viejas putas que se creen capaces de colarse a cuanta cola exista.

-Si están en el banco van a la caja de al lado, justo la que dice cerrada, la misma donde está ese cajero pelado que decidió poner el cartelito de “cerrado” porque tiene que armar la peña de los jueves. Y cuando se da cuenta, la señora pregunta: ¿Qué pasó que está cerrada?... (cric, cric, cric..) ¿Pasó algo? Y queda mirando, buscando a un boludo/a cómplice que caiga en su trampa. ¿Cuál es la trampa? La culpa. Esa es la trampa, esperar que un boludo tenga culpa para decirle: “Señora, pasé por acá, yo no estoy tan apurado”. Y la vieja lo logró. Evitó las 18 personas que por adentro la putean hasta en polaco, a ella y al boludo que pensó que todos los de atrás tienen la mañana entera para quedarse de paseo en la entidad bancaria.

-Si están en la panadería también te cagan. Cuando parece que va a llegar tu turno para pedir esos bizcochos tostados (son los que a mí me gustan), la voz entrecortada que aparece de lejos, muy lejos, como de la concha de su madre y más allá. Y esa voz dice: ¿Nena te quedan bizcochos?, y la piba le responde: “Sí abuela, pero pocos”, a lo que la vieja no titubea en decirle que le reserve algunos, y la muy hija de puta (la nena) le corre como medio kilo, entre los que están los más tostados. Ante esa situación, cuando vos estás antes que ella y quedan más bizcochos, cómo haces para pedirle a la panadera que te de los quemaditos, esos que ya están en la bolsita de la vieja. Una vez más, desde atrás pasan adelante casi sin que te des cuenta, como si un fórmula 1 largase último y adelante tuviera 20 Dacia (ese trucho R12 rumano).

-Si están en el supermercado no te cagan, te golpean y te recagan. Ese es su hábitat natural, ahí se sienten como peces en el agua, como arquero en el área, como Saúl Ubaldini (QEPD) en campera de cuero, como Biolcatti entre la bosta, como Cobos entre los cuervos, como un compañero en un 17 de Octubre. Así de cómodas se sienten estas señoras, que con changuito de compras en mano son capaces de quebrarte la cadera si te agarran de atrás o de costado, mientras vos como un pelotudo miras el lomo del último libro de Horangel, ni siquiera el lomo de mina.

Un changuito para ellas es tan o más peligroso que un inundado a un metro de la cara del Lole (¿cuándo le van a romper la cara?). Para estas viejas un changuito es un Scania 114, como en el que andaba Diegote cuando se aspiraba hasta el Veritas que tengo en la mesita de luz. Son tremendas. Se creen BJ con el mono y el centenar de putas que viajan con los compañeros de Huguito Moyano. Son el poder en un cuerpo de 70 años, pero con cabeza de 20, porque tienen la rapidez mental para tirarte el changuito en el mismísimo momento que estás a un paso de ponerte en ubicación “legal” para ser el cuarto de la cola. Pero ellas, con ese rectángulo de cuatro rueditas a cuadritos de fierro, ni te miran y se apropian del lugar. Y sí, es su hábitat, te hacen pagar el derecho de piso y también corrés el riesgo de terminar en el piso si te agarran con la guardia baja.

Luego de insultar en hebreo al TC 2000, el callejero, a Mario Domingo B y todos los putos cortes de calles, arribé al supermercado con Ernestina. Cuando llegó el momento de hacer la cola junto a la directora de este medio de comunicación (medio nunca Grupo, joya nunca taxi), desde atrás de la góndola veo como asomaba un changuito. El mismo estaba en posición oblicua, posición oblicua en un supermercado tiene dos lecturas: es una boluda que no puede interrumpir el tránsito supermercaderil o es una vieja chota que metió la trompa para colarse, como Cara de Chota, el chofer de la línea 18 que en Obispo y 9 de Julio te tira el bondi para pasar sí o sí. Lamentablemente era la segunda opción, la peor, la que me terminó de sacar y logró que escriba estas líneas del orto (todavía estoy caliente). La cola iba por acá, la cola era por acá, la cola en esa caja siempre es por acá, la cola no es por el otro lado de la góndola, donde esa señora asomaba su changuito y quería ganarme ese lugar que estaba dispuesto a defenderlo hasta que la muerte nos separe. La miré a Ernestina y le dije: Mirá esa vieja, se nos va a colar, hablale vos o le descargo siete corchazos en las cuatro bolsas de alimentos para gatos que lleva en el changuito. Al ver mi alto grado de violencia mental y virtual (creo que ando calzado, pero no llevo ni un palito de la selva en la cintura), Ernestina se acercó a la doña y le dijo que la cola era esta. Y la señora con tono de sorda preguntó: ¿Cuál?

¡ÉSSSSTA vieja chota!

viernes, 25 de septiembre de 2009

Una de "viejas chotas"


Hay algo que nunca entendí y que siempre me molestó, pero no porque no lo entendiera, sino por la actitud: el tema es ¿por qué las mujeres siempre buscan sentarse en el primer asiento en el colectivo?

Primeramente, debo aclarar que no me molesta que lo hagan aquellas señoras mayores o aquellas/os que presenten alguna dificultad motriz, como renguéz o cojéz, andar con bastonéz, idiotez, preñez o niñez (o sea, los que andan con niños a la rastra). En esos casos, es entendible, porque están más cerca de la puerta (aunque no se debe bajar por adelante) y le dicen al manejero “en la esquina”, y listo. Se simplifican su tarea, que ya demasiado dificultada está con su invalidez.

La cosa es con las otras, con las más jóvenes o aquellas que no tienen problema en ir más atrás y dejar libre ese asiento para verdaderos discapacitados. De hecho, antes en los 1114 en los primeros asientos decía “reservado para discapacitados”, o algo así, la cosa es que quedaba bien claro que esos dos primeros asientos no eran para los que estaban bien, lo que significaba que si te sentabas ahí, o eras un lisiado de mierda o bien un hijo de puta.

Entonces, apresuradamente afirmo, hay mucha gente hija de puta que anda en colectivo. Porque uno ve a un tipo pasar en un BMW, o en un Mercedes Benz, o en una cupé descapotable, y automáticamente piensa: “mirá ese hijo de puta”, pensamiento al que se llega tras hilvanar en milisegundos las siguientes deducciones: “si tiene ese auto es porque tiene guita, si tiene guita es porque es un cagador, si es un cagador es un hijo de puta”, lo que en resumen es: “mirá ese hijo de puta”.

Pero el tema del colectivo demuestra que también hay pasajeros hijos de puta, gente que anda en bondi y es de lo peor. Y que las mujeres no se ofendan, porque arriba de un colectivo hay de todo, pero el tema específico que estoy desarrollando es el de la ocupación de los dos primeros asientos, y de acuerdo a un estudio de la consultora Pito Garchante e Hijos Asoc. Ltd. Corp. United, en este caso el 96 por ciento corresponde al género femenino, generalmente de los 45 años para arriba (para abajo también hay, pero en menor porcentajéz). Ya habrá oportunidad de desarrollar otros temas, como el de los pedos sordos y huérfanos que se tiran arriba del colectivo (un tema apasionante por cierto), algo que alcanzó elevadísimos niveles de destreza y desarrollo que han transformado este tipo de actos en un verdadero arte.

Pero, ¿por qué sentarse en el primer asiento?. Por la vista no, si siempre se hace el mismo viaje y se conocen el trayecto mejor que el colectivero. Por comodidad tampoco, porque convengamos que sentarse en el segundo, tercero, cuarto o quinto asiento no implica que después haya que caminar 5 km para llegar a la puerta. Para charlar con el chofer menos, simplemente porque no lo conocen: solo las trolas se sientan ahí y le dan charla (quien conoce a un chofer y le quiere dar charla, se para detrás del asiento y le habla mirando al espejo de arriba). ¿Entonces? Simplemente porque es gente jodida, egoísta. ¿Qué le cuesta ir un poco más atrás, y no digo al fondo, sólo una o dos filas para así allanarle el camino a los minusválidos?

Es más: hay mujeres tan jodidas que para ellas el tema de ocupar esos asientos -o bien hacerse de cualquiera que esté libre cuando el bondi viene cargadito- se convirtió en una feroz competencia, una guerra de miradas de reojo (“a ver que hace la otra”), de movimientos veloces, torpes, empujones, para caer sentadas en el asiento (a esta altura ya es un trono) con la espalda erguida y mirar fijo para adelante, con orgullo, como diciendo “este es mi hijo, el abanderado”. Y es nada más que un asiento. Es terrible ver eso.

Porque también están los que se van para atrás, casi en un 100 por ciento los hombres, y que merece otro análisis particular y comprometido; están los que siempre buscan asientos individuales; o los que siempre van por los dobles; o los que no van ni atrás ni adelante, solo al medio; o los que no se sientan aunque el colectivo vaya vacío (esos son policías o tienen hemorroides). Pero el caso más urgente es éste, porque es un tema social a resolver y que atenta contra los más débiles. Es el mal por el mal mismo.

Por eso el caso de las mujeres que van en la primera fila me molesta. Es de mal vecino, porque seguro que esa que se sienta adelante sin necesidad es la típica vieja de mierda que no te devuelve la pelota cuando cayó en su patio; o es la típica una mala compañera de trabajo (generalmente empleada pública o maestra jubilada), de las que hacen puterío todo el día y te sacan mano cuando no estás; típico de vieja que sale a barrer la vereda cinco veces por día para saber los movimientos de los de la cuadra.

Por eso, propongo que elevemos al Concejo Municipal un proyecto de ordenanza para que dispongan que a partir de ahora en los primeros asientos diga “Asientos reservados para viejas chotas y/o lisiados”, con lo cual conseguiremos una de dos cosas: o blanqueamos la situación de estas mujeres; o estas, por no querer ponerse el sayo que les corresponde, se sienten más atrás.
Terminé.

PD: tengan en cuenta lo siguiente: Antonio Cafiero y Lorenzo Pepe son los únicos Peronistas que quedan con vida. El resto, aunque se digan peronistas, no lo son. Sepamos diferenciar al Peronista del Justicialista. Los primeros son peronistas de Perón; los otros son políticos que sacan provecho de Perón y de su nombre, vividores, escorias y lacras, chupa sangre y ladrones. Cuando Cafiero y Pepe mueran, habrá muerto el verdadero y único peronismo.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Decálogo de reflexiones más un delirio


No sé que escribir. No me puedo recuperar del último encontronazo con Ernestina, que se ofendió porque le respondí un mensaje de texto con otro que decía "No. Gracias." De todas maneras, a esto hay que sostenerlo de alguna manera. Que sea lo que Dios quiera.


1- Lo de la ley de medios me tiene podrido, son todas patrañas de oficialistas y opositores, y el bobaje que cree que esto realmente nos afecta al populacho. Ingenuos de mierda. Hoy una señora que es diputada, pero que tiene pinta de almacenera, dijo que había que aprobarla porque por culpa de eso no todos pudieron ver el partido de Del Potro contra Federer. Después habló un señor despeinado, con cara de dormido y con SACO VERDE. Después otro dijo que él era Fu Man Chu.


2- Cuál es la historia con la corbata? La verdad que puede quedar lindo porque es como una moda de época. O sea, no es una moda como la de temporada, que se usa un color determinado o un tipo de prenda. Es algo de más duración. Pero la cuestión es esta: por más que sea una moda (por eso nadie lo cuestiona) la corbata no deja de ser un trapo lujoso enroscado y atado que cuelga del cuello... y ajusta, y molesta. Hoy nos reímos de los que usaban moño (todavía quedan osados), o de cómo se vestían en siglos pasados, sobre todos los hombres. ¿Qué va a pasar cuándo pase esa moda y alguien vea las fotos de hoy con ese elemento roperil? Hay que dejar de usar corbata.


3- "La culpa no es del chancho, sino del que le da de comer". ¿La culpa de qué, qué pasó, qué hizo el chancho?


4- "No está muerto quien pelea". Obvio. Si estaría muerto, no pelearía. Esto, que por la pelotudez de la frase parece un aforismo de Narosky, no lo es.


5- Los aforismos de Narosky son amorfismos. Narosky ratifica la idea de que la idiotez no tiene límites.


6- Narosky es un hombre que está todo el día pensando pelotudeces. Cuando se le ocurre una, la dice en voz alta, y después la escribe. Cuando junta varias pelotudeces, saca un libro.


7- Tu Sam usaba una peluca bastante fea. Cuando se murió, el hijo que es mago no la pudo hacer desaparecer, y se la vendió a Narosky, que la usa porque cree que le queda bien.


8- Narosky, Bucay y Fito Paez ocupan el podio de los indeseables. A Paez se le cayó la careta y la gente ya se dio cuenta de quién es de verdad. El otro desapareció (yo no tuve nada que ver). Falta uno.


9- "A río revuelto, ganancia de pescador". Si el río está revuelto, al pescador le tira la canoa a la mierda, ¿qué gana?.


10- Nunca vi una película buena de la negra fea de Gupi Goldberg, ni de Gudy Alen, ni de Robin Güiliams (entre muchos otros), lo cual confirma mi teoría de que los críticos -de cine, en este caso- suelen no saber un sorete, lo que pasa es que saben venderse y vender humo, que es lo más importante. Aquel que sepa vender humo, tendrá el futuro asegurado.


11- "Contento como perro con dos colas". ¿Alguien vio alguna vez a un perro con dos colas? Y si existiera ese perro, ¿estaría contento por ser un deforme de mierda? No creo. "Es preferible ser cocker y que te corten el rabo, a ser un perro con dos colas".

jueves, 10 de septiembre de 2009

De Berlusconi a Barreda (aunque parezca imposible)


Ernestina querida: me llamó mucho la atención tu pedido que escriba sobre el “saludo”, ya que vos no me saludás ni me hablás. Entonces, no se si me lo planteas en serio o me estás chicaneando. Sinceramente, no entiendo este maltrato. Ya te parecés a Cristina, y te aclaro, yo no soy De Ángeli… yo tengo todo los dientes.


Si vamos a explotar este espacio, que sea con temas serios, y no con pelotudeces como el saludo. El que quiere saludar que salude, y el que no que se vaya a la concha de su hermana. Quiero que aportemos a la sociedad, quiero que se aclaren temas que confunden a la gente, quiero que haya justicia… quiero que dejen en paz a Berlusconi !!!!!!!


Pobre tipo. ¿Qué hizo de malo que muchos otros no hayan hecho alguna vez, o bien, que otros quisieron hacer y no pudieron?


Creo que es la envidia, porque fue presidente de Italia como cinco veces, tiene mucha guita, hace lo que se le raja las bolas y, encima, se caga de risa de todo y todos delante de todo el mundo.


Entonces, por favor, dejémonos de joder.


Cuál es la historia con Berlusco. ¿Que le puso las guampas a la mujer? Y bueno, es verdad, pero no será ni el primero ni el último que se tire una cañita al aire. Además, la mina debe tener lo suyo también, porque boluda no es. Esa quiere sacarle plata quiere.


¿Qué más?... Que se hizo no sé cuantas partuzas con las pendejas más lindas? Claro que sí, claro que sí!!!! Y lo defiendo a muerte. ¿Puso plata? Ni hablar. Una montaña de plata, y capaz que la pija ya ni se le pare por más que se tome medio kilo de viagra, porque tiene como 80 pirulos (Silvio, igual que Fayt, se da la biaba, pero no engaña), pero que importa. Viejo, a los gustos hay que dárselos en vida.


¿Para qué tener tanta plata, sino? Para donarla a escuelas, iglesias, a los africanos… Es al pedo, seguro que van a decir que hace eso (caridad) para evadir impuestos o blanquear lo que chorea. Entonces, digo: si no lo hacen mierda por infiel y fiestero, lo hacen mierda por demagogo. Y si no es eso, seguro aparece otra cosa y le bajan la caña.


No se lo merece. Su figura representa lo mismo que lo que representa el Doctor Barreda.


Ni más ni menos. Son dos próceres modernos de la humanidad: hicieron lo que muchos quieren hacer, pero que por temor o falta de recursos, no hicieron ni harán jamás. ¿O me van a decir que no conocen a nadie que alguna vez haya querido matar a la mujer o a la suegra o a las hijas –si es que estas son como las otras dos-?


Y por favor: las pelotudas de las feministas, que cierren el orto.
Porque cuántas mujeres mataron o mutilaron a sus maridos o novios porque las cagaban a palos? Y está bien, si las fajaban, se defendieron. Me parece perfecto. Pero no es ni más ni menos que lo que hizo “Conchita” Barreda que, además, se tuvo que morfar una pila de años en cana por hacer justicia.


Como dijo algún estúpido, “pinta tu aldea y pintarás el mundo”. Bueno, Silvio y Ricardo hicieron de su aldea Sodoma y Gomorra, y hay que bancarlos, señores.


Solo pido: no nos dejemos llevar por la frivolidad de la TV ni de lo que opina gente que no sabe, como sicólogos, médicos forenses, jueces, abogados, víctimas y familiares de víctimas. Lo que hace Berlusconi está bien. Lo que hizo Barreda, está bien. Yo haría lo mismo. Los aplaudo.


Viva Silvio, viva el Doctor, viva Perón !!!!!


Nada más. Y, como dijo el León, “a pudrir el chancho”, que se acaba el mundo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Tiempo "muerto" que no está muerto


El otro día alguien me escuchó hablar del “tiempo muerto”, y pensó que estaba como entrenador de un equipo de básquet en un partido. Yo no puedo explicar todo, todo, todo. Pero bueno, veo que no queda otra opción, porque alguien bajó directivas.


Por eso, a lo Moisés con las tablas de la ley, digo:


No estaba dirigiendo un equipo de básquet. No me gusta el básquet, que es un deporte en el que, por las dudas, te cobran ful.


Tampoco estaba refiriéndome a un brec ni a un “cofi brec”, porque no voy a conferencias, charlas, ni ese tipo de cosas en las que se paga por escuchar a otro hablar, porque ya no me queda nada más por aprender ni escuchar (excepto a Ernestina), salvo que sea charlando con el amigo Mostasa de Wisconsin, que es un hombre sabio de otro lugar, que aprendió mucho en su estadía en Santiago del Estero y tiene cosas que contar.


Explico: el tiempo muerto es aquel que transcurre entre que dejamos una actividad u ociosidad, para dirigirnos a un lugar a cumplir con otra actividad.
Por ejemplo, si salís de un trabajo, y te vas a otro, ese tiempo entre que dejaste uno y entraste al otro, es tiempo muerto. O el tiempo que pasa desde que salís de tu casa para ir al trabajo, o a la escuela, o al bar.


Es tiempo muerto, porque ni estás al pedo en tu casa descansando o haciendo lo que te plazca, ni estás trabajando o tomando en el bar o haciendo lo que ibas a hacer. No es tiempo que se disfruta ni se aprovecha, es tiempo en el que uno va, y cuando uno va, es tiempo muerto, porque no hace nada (salvo que sea colectivero o taxista, que eso es como un trabajo).


Por eso, es fundamental tener una notbuk, porque mientras vas, podés ir haciendo cosas en la computadora, entonces no es tiempo perdido.


Esto presenta dos problemas: uno, que si vas manejando no podés usar la notbuk o, si hacés las dos cosas, podés causar desastres –y esta es una de las principales causas de accidentes de tránsito a la hora de la siesta–. Lo otro es que, si trabajás en ese tiempo muerto, deja de ser tiempo muerto, pero como todavía no entraste a trabajar, ¿quién te lo paga? Entonces no es tiempo muerto ni son horas extras, es tiempo regalado, que es peor, por lo que en ese caso conviene relajarse y no pensar en el dineral que se gastó comprando una notbuk.


Así que mejor no comprarse una notbuk, que es un artefacto para usar con una sonrisa, bien peinado, y tomando una taza de café, altamente recomendado para hacer compras por internet.


Aclaraciones.


1- El tiempo muerto que se transcurre caminando o bicicleteando puede considerarse como ejercicio, lo cual es tremendamente sano para la salud y evita morirse antes.


2- Si el tiempo muerto supera la media hora o 40 minutos, ya estamos hablando de gente que está al pedo o vaguea (salvo que se tenga que realizar un traslado muy largo, casi un viajecito).


Y recuerden: durante un tiempo muerto respete los semáforos y, si va en lancha, use salvavidas, que eso salva vidas y evita ser devorado por los peces, a los que no les gusta la goma espuna ni el tergopol.

sábado, 5 de septiembre de 2009

¡Cerrá el orto, puto!


Como escribiera alguna vez Fontanarrosa, no debe haber mejor frase que "puto el que lee esto".

Es algo que no da derecho a réplica, te mata, te hace quedar como un gil. Aunque nadie te vea, te sentís humillado, como un boludo.

Algo parecido pasa con el "cerrá el orto". No todos se vieron sometidos a este insulto, pero cuando se recibe el mismo, uno ya no es el mismo. Ser puteado con un "cerrá el orto" te cambia para toda la vida, y después de eso ya nada es igual. Es más, te pueden decir cualquier cosa que ya nada importa.

Tan es así, que un lugar donde trabajo se ha creado toda una estrategia en torno del "cerrá el orto", una batalla épica entre Elrrodro y Eldaro, en la cual alguna vez varios nos vimos involucrados pero, nobleza obliga, somos simples amateurs al lado de semejantes monstruos de esta práctica milenaria.

Es más, "cerrá el orto" no es sólo un insulto. "Cerrá el orto" es pura actitud ante la vida, es una forma de ser, de moverse, de pensar, de actuar y, claro, una forma de apretar los cantos. Ellos lo entendieron así desde un primer momento, y claro, ahora son los "reyes del canto"

Pocas veces me sentí tan mal cuando caí víctima del "cerrá el orto", pero pocas cosas te pueden hacer sentir tan bien como hacer cerrar el orto a otro. Y acá que no me vengan con que "es una mujer", "es una persona mayor", "es un chico", o "estaba distraído". "Cerrá el orto" no distingue géneros, edades, profesiones, estado civil, color de pelo, o calzado. Es "cerrá el orto" y punto. A llorar a la iglesia, y a no comentar con nadie que te hicieron cerrar el orto, porque se corre el riesgo de entrar en un círculo más precisamente en el medio del círculo y ser víctima de los ataques de todos.

Ni hablar si te hace cerrar el orto un niño. Ante una situación como esa, en caso que no haya nadie cerca, se puede abofetear al educando a modo de aplicación de la "ley del más fuerte", prevista en el inciso C del artículo 47 de la ley Nº 23.344 ("El fumar es perjudicial para la salud") del Código Anal de la Constitución Nacional.

Una vez que te hacen cerrar el orto, ya estás del otro lado, perdiste el invicto y de eso no se regresa. La única medicina posible, a partir de ese momento, es hacer cerrar el orto a otros, es lo único que sacia la sed y que, al menos por un rato, te reconforta. Es la morfina para el moribundo: sabe que se muere, pero por lo menos no sufre tanto. Es como con los vampiros. Una vez que te muerde uno y te hacen vampiro, no podes volver a ser humano, entonces, lo único que te queda por hacer, es chupar sangre (o lo que a cada uno le guste chupar). Salvo que te claven una estaca en el corazón y te mueras, aunque acá hay que hacer dos aclaraciones:

1- Una es que los vampiros no existen, o sea que el ejemplo es al reverendísimo pedo, pero queda muy bien (aclaro que más de uno se hizo clavar con estacas de carne solo para comprobar que no eran vampiros, pero les gustó el tema y así se dieron cuenta que eran trolos).

2- La otra es que no te podés clavar una estaca en el ojete, porque el ojete es un agujero, y en los agujeros no se puede clavar nada, sigue de largo. Además, lo peor ante este tipo de acciones es que el ojete corre el riesgo de agrandarse, dilatarse dependiendo del grosor de la estaca o lo que se que se quiera clavar, con lo cual ya pasa a ser sumamente necesario e imperioso que cierres el orto, y eso es peor, mucho peor, que el "cerrá el orto" insultivo, porque ya es un "cerrá el orto" medicinal.

¿Se entiende la terribilidad del "cerrá el orto" (1)?

Bueno, los dejo. Anden atentos, escuchen, no caigan en trampas que les hagan cerrar el orto. Y les aclaro: el "cerrá el orto" no tiene ningún tipo de validez si es por escrito, el "cerrá el orto" es verbal o gestual (2), y si es cara a cara, tiene más valor. Al momento de aplicar el "cerrá el orto" debe haber conexión en ese momento entre las partes (3). Sino, no vale.

Por cualquier consulta para ampliar sus horizontes o crear estrategias de defensa más sólidas, o simplemente saber un poco más, comuníquense con Elrrodro o Eldaro, los más sabios exponentes de este verdadero arte culinario: eldaro@cerraelorto.com.ar, elrrodro@cerraelorto.com.ar, 0-800-otrorto (6876786)

Y les recuerdo que "en orto cerrado no entran moscas", porque si eso ocurriera, solo Dios sabe la tragedia que devendría.

(1) Es "cerrá el orto" y no "cerrá el ojete". A pesar de que son insultos sinonímicos, la fuerza del "orto" es muchísimo mayor a la del "ojete", tanto, que este último casi no tiene efecto alguno con insulto.

(2) El modo correcto de aplicación gestual del "cerrá el orto", según lo indica el "Manual de Cerrá el Orto para Principiantes", de Marcelo Polino, es el siguiente: la uña del dedo índice debe entrar en contacto con la yema del pulgar, formando un "cero" bien cerrado, que en realidad no es un "cero" sino un "ojete". Mientras, los dedos del medio, anular y meñique deben separarse claramente del "ojete" y, además, estar bien extendidos y separados entre sí -"esto le imprime fuerza a la imagen", dice Polino-, para dejar bien a la vista el "ojete" en cuestión y que no queden dudas que no es un "cero", sino un "ojete".

La otra opción es la utilizada por el maestro zen hindú Leander Buttara Xzi, quien aplicó la versión más dócil: se juntan uno al lado del otro los dedos índice, del medio, anular y meñique, y debajo queda el pulgar, y se efectúa el movimiento ascendente y descendente de el grupo de cuatro dedos hasta que se unen con el pulgar, cuando tocan, vuelven a subir, y sube y baja, y sube y baja, a modo de "bla, bla, bla".

El primer modo gestual hace referencia al "ojete", mientras que el segundo hace más referencia al "cerrá", pero los dos son válidos, aunque el primero es más directo y, por ende, ofensivo respecto del otro, que puede ser aplicado a mujeres, ancianos y niños.
Optar por uno u otro queda a criterio de quien hace cerrar el ojete.

(3) La conexión debe necesariamente ser temporal, pero no espacial, o sea, se puede hacer cerrar el orto a alguien por teléfono o Internet, pero no por carta o dejando mensajitos por ahí.